sábado, 17 de noviembre de 2012

Cuentos de hadas...


Hace un tiempo dejé este espacio de mi vida vacío. Quizás no me ha apetecido escribir por razones que no me apetece explicar, quizás simplemente he estado hasta arriba de trabajo, quizás simplemente no cuento con tiempo libre como para escribir apenas unas líneas en este espacio al que tanto adoro. Pero quizás hoy he de dedicar, más que nunca, una entrada para hacer ver una realidad que nos envuelve día a día.
Cuando somos niñas nos leen esos magníficos cuentos de hadas en los que una princesa está encerrada en un castillo o acosada por su madrastra o en casa haciendo de criada hasta que un buen día el hada madrina llega y consigue que esta pequeña niñita se convierta en princesa. Cuando crecemos, nos damos cuenta de que la vida no es así. Los cuentos de hadas no reflejan que el día que esa princesita pierda su muñeca llorará como si del mejor de los tesoros se tratara. En un cuento de hadas no nos avisan de que no todo en la vida es buscar el amor: para el día a día necesitamos gente con nosotros y esos no son sólo los príncipes sino también nuestra familia y amigos. Los cuentos de hadas no avisan de que al perder a un familiar sentirás un dolor superprofundo en lo más hondo de tu alma y que habrás de vivir con ello. Un cuento de hadas no te informa de que un día deberás crecer y te encontrarás por primera vez en unas navidades en las que ya no escribirás tu carta a los Reyes Magos, sino que directamente habrás ido con tus padres a una tienda de juguetes para elegirlo tú. No te cuentan que un día ya no dejarás tu dientecito bajo la almohada cuando compruebes que se te ha caído. No te cuenta que en la vida no todo es blanco o negro, sino que siempre existirá un gris. No te cuentan que deberás crecer, no siempre a base de bien, sino a veces de palos y que la sabiduría no entraña elegir el mejor vestido para el baile, sino haber experimentado lo suficiente como para saber que lo importante no es el vestido, sino cómo lo lleves tú y lo cómoda que te sientas con él.
La vida no siempre te trae felicidad. Alguien a quien adoro me enseñó una vez que “los momentos felices son muy cortos y hay que aprovecharlos al máximo, pero por desgracia, las cosas no salen normalmente como esperamos y la mayoría de los momentos que enfrentamos no son siempre felices”.
Los cuentos de hadas olvidaron contarme que antes de buscar el amor de un hombre, del más guapo y elegante, debía mirar a mi alrededor y amar con todo mi corazón a esas personas que me han acompañado desde el minuto uno en que vino al mundo, que han dado y darían todo por mí… Esas personas que cuando me caí en lugar de reírse me tendieron la mano y me dijeron “levántate, no pasa nada”, aquellas personas que siempre te acompañan cuando sonríes y que cuando lloras siempre van a estar ahí enseñándote que lo que hoy es un mundo mañana se convertirá en la tontería más idiota del mundo, que la vida no es siempre como tú la ves sino que hay que verla del color de los demás y ponerse en situación de la otra persona a veces…
Los cuentos olvidaron revelarme que no solo el amor es lo que cuenta en esta vida, que en los mejores momentos, los que más recordarás con melancolía, estaré acompañada de mis queridas amigas que siempre han estado ahí. Que me han sacado de fiesta y a la calle cuando solo he querido estar en mi cama y llorando por culpa de un príncipe que salió rana y que han sabido acompañarme desde el primer día en que me conocieron.
Los cuentos de hadas olvidaron contarme mucho… pero yo también decidí olvidarlos a ellos tras ver que la vida no era un camino de rosas. Decidí olvidar la magia, el amor y toda la felicidad que la magia conlleva, porque, la magia de cuento de hadas o no, siempre es necesaria para seguir adelante. Vi que crecer era más duro de lo que ellos contaban y recibí miles de palos gracias a los que hoy soy la persona que soy, mejor o peor, pero siempre YO MISMA.
Y al olvidar los cuentos de hadas… la vida se olvidó de enseñarme algo. La vida se olvidó de enseñarme que lo real es lo que vemos y sentimos, pero también si esa magia de los cuentos, de lo irreal, no nos acompaña, LA VIDA SERÍA MUY ABURRIDA Y TRISTE. Olvidé todo y decidí seguir adelante, pero un día apareció ÉL… Cada palabra me cautivaba como librándome de dragones, acercándose cada vez más a mi torre… cada gesto me hacía sentirme menos sirvienta y menos vigilada por mi madastra… como princesa de cuento… Al verle algo se movió dentro de mí y pasé el mejor día de mi vida paseando por Sevilla de la mano de un gaditano que solo necesitó un par de segundos para robarme el corazón. Olvidé que los cuentos de hadas a veces existen, que no son tan perfectos como se cuentan en esas páginas largas que tanto adoramos leer pero igual son el mejor ingrediente para la vida.
Los cuentos de hadas olvidaron contarme muchas cosas… pero yo olvidé apreciar en ellos otras muchas… Olvidé apreciar que el cuento no termina en un “y vivieron felices y comieron perdices”… Olvidé que ese príncipe, azul o no, habría luchado contra todo mi pasado, haciéndome cerrar heridas que yo creía siempre sangrantes, vendando paso a paso cada una de ellas, con su sonrisa, con cada abrazo, con esos largos paseos por la capital, con esos vídeos de cada canción que le hace recordar nuestra historia, dándome un beso que entona un “te quiero” cada vez que me ve, acompañándome cada vez que la vida me hace caer y diciéndome “levántate, eres fuerte para esto y para mucho más”…  Quizás los cuentos de hadas olvidaron contarme cosas… Quizás la vida olvidó revelarme otras… Quizás quise olvidarme de todo por experiencias pasadas, pero ¿perder esa magia? Esa magia que sientes cada vez que escuchas su voz, cada vez que te escribe una carta o mensaje, cada vez que sonríe y tú sonríes y el resto del mundo no importa, cada vez que le miras y piensas “ES ÉL”, lo daría todo…
No sé cuándo comenzó, ni cuándo terminará… Solo sé que aunque los cuentos de hadas se han dejado atrás muchos detalles, no podemos vivir sin esa magia irreal que tan vivos nos mantiene… Esa magia la traíste tú a mi vida, aquel 21 de Abril o incluso antes… ahora no lo sé… No sé si viniste en un bonito corcel o elegiste llegar a mis sueños cual hada madrina… Solo sé que contigo, aunque la vida nos depara cosas que ellos nos cuentan, me siento en un cuento de hadas infinito porque sé que puedo contar contigo para todo, porque eres lo mejor que me ha pasado y eres lo que siempre he esperado: cariño, elegancia, caballerismo, belleza, simpatía, confianza… ERES TODO LO QUE HE ESPERADO SIEMPRE. Sin duda… No pienses en qué me vas a regalar estas NAVIDADES pues el mejor regalo ya lo tengo TÚ.
Tienes mi corazón y ERES MI HISTORIA… Gracias por devolverme la ilusión y hacerme creer en la magia :D