martes, 16 de septiembre de 2014

Volver a escribir...

Hace mucho tiempo, ya casi un año, que no dedico tiempo a este espacio al que adoro, mi blog. Siempre me ha encantado escribir, ya fuese para mostrar mi apoyo a alguien, mi agradecimiento, mi amor o simplemente, escribir como pasatiempo o como forma de escape. Hace casi un año empezó una dura etapa de mi vida, que ni la mitad de la cuarta parte de las personas que me conocen saben. En algunos momentos olvidé cómo me gusta escribir, ponerme ante mi ordenador en pijama, mantita y chanclas o pantuflas (depende de la estación del año) y dejar que mis pensamientos fluyan a través del movimiento de mis manos en unas teclas de mi ordenador. En otras ocasiones, no lo olvidé, simplemente pensaba que para qué iba a escribir, para qué me iba a dedicar este ratito, para qué compartir un trocito de mi pensamiento, si total luego eras simples letras plasmadas en la gran NUBE que cualquier persona podría leer.
Sin embargo, hoy, tras casi un año de empezar un duro camino, he puesto música en mi ordenador, me he sentado como siempre en el sofá de casa, con chanclas, pijama y mantita y he dicho ¡QUIERO ESCRIBIR! ¡NECESITO ESCRIBIR! ... Quizás no soy una persona a la que le apasionen los libros ni periódicos ni nada que se le parezca, pero escribir es una de mis mayores aficiones.
Hoy, yo misma pienso que es un día extraño para retomar esta faceta, pues no son buenos tiempos, los que me conocen saben por qué. Sin embargo, creo que me lo merezco, que las personas como yo nos lo merecemos.
Hubo un tiempo en que dejé de creer en mí. Todos decían eres brillante, tu carrera, tu máster, tu personalidad... ¿No lo ves? Pero yo no podía verlo. Me daba igual haber acabado la carrera, tener cientos de amigos adorables, ser siempre la "graciosilla" de la fiesta y el pilar de muchas personas. Me daba igual no por amor al arte, sino porque simplemente creí que había que ser algo más, había que esperar más. "¿Qué más se puede esperar de alguien de 22 años? Has hecho buenos amigos en el camino, has conocido el amor y a gente maravillosa. Tienes un chico que te adora y con el que estás viviendo una historia preciosa. Tus amigas, a pesar del paso del tiempo y de mil azañas, siguen ahí contigo. La gente te quiere por tu sonrisa, por tu alegría... No puedes pedir más" me repetían mi madre, mi chico y mi gran amiga y consejera María Carrillo.
Quizás quise exigirme demasiado o quizás, simplemente, quise dar tanto, tanto de mí, que mi mente y mi cuerpo dijeron que ya era suficiente.
Ahora, casi un año después, y tras un duro año de enfermedades, estrés, exámenes, enfados, penas, alegrías y todo lo que conlleva un año de vida de cualquier ser humano he comprendido algo. He comprendido que no voy ni puedo salvar el mundo, que no siempre puedo esperar que los demás actúen como yo quiera, que la vida no es perfecta y que los malos momentos tienen que venir. La vida es una montaña rusa. Lo mismo estás arriba, que caes en picado. Y aunque para mí es complicado volver a escribir y expresar todo esto, hoy quiero decir que estoy orgullosa de mí misma. Sé que muchas personas que lean esto, sabrán de lo que hablo, porque, todos, tarde o temprano, nos sentimos así alguna vez. Todos hemos sentido que el mundo ha dejado de girar a nuestro alrededor, que nuestros amigos nos abandonaron, que no están actuando cómo a nosotros nos gustaría, preguntándonos si hicimos algo malo sin hallar respuesta. Todos nos hemos preguntado si es justo que haya personas haciendo cosas malas a las que Dios o el destino no les manda enfermedades tan crueles como la que está de moda y que solo oírla me pone los vellos de punta, CÁNCER, y a tu familia, que no ha hecho nada malo le haya tocado sufrirlo. Otros habréis pensado y caído en picado preguntándoos por qué el amor no llega, por qué todos pueden encontrar una persona y vosotros no. Todos, por H o por B, hemos vivido algunos de estos momentos, o varios a la vez.
Yo he pasado por uno de estos momentos y me veía débil. Débil por llorar, por tener miedo, por no poder afrontar el daño de los demás con una cara distinta. Ahora, y esto me cuesta decirlo y admitirlo, SOY FUERTE. Puedo afirmar con mayúsculas que así lo siento. La persona más especial de mi vida, mi chico Jonathan, me enseñó una vez "que si no hay miedo, no hay valientes" y "que no por llorar, se es menos fuerte, es solo una forma de desahogarte".
Ahora puede que suene un poco arrogante, pero ya no me importa. Me queda mucho que sufrir y mucho que aprender, sin embargo, he aprendido que no por llorar ante cualquier cosa soy débil. He aprendido que es mi forma de canalizar el estrés y sacar lo que llevo dentro. He aprendido que he de llorar y caerme, para volver a levantarme. Afortunadamente, cuento con mucha gente que me tiende su mano para que el ponerse en pie sea más fácil, pero aún así TÚ debes levantarte, TÚ debes hacerte fuerte y eso es lo que ahora comprendo que he estado haciendo toda mi vida y más concretamente, en este último año.
APRENDER A SER FUERTE, no es no tener miedo, no es no llorar. Es tener miedo a todo y no dejar de enfrentarte a nada. Es llorar, secar tus lágrimas, salir a la calle y poner tu mejor sonrisa. Es encerrarte en tu habitación a relajarte, para poder estar con tu familia, ser su pilar de apoyo y que te vean bien. APRENDER A SER FUERTE, en definitiva, es un camino largo y duro, y aunque sé que me queda mucho por recorrer estoy orgullosa de cómo lo estoy haciendo.
La famosa enfermedad CÁNCER azota ahora mi familia. Muchos lo saben. Dos personas muy especiales para mí están ahora sufriendo y aunque hemos pasado unos duros años con ellos, ahí vamos a estar. Si es necesario volveré a llorar y secar mis lágrimas antes de ir a verles. Si es necesario me pasearé por media Osuna buscando el ansiado helado de turrón (te quiero abuelito). Si es necesario nos iremos a VILLA PEPE a echar una tarde de piscina, dejando atrás la siesta, el momento de relajación de la tarde y los deberes.
Desde aquí, mando mi apoyo y toda mi fuerza a todas las personas que estén pasando por lo mismo que yo, ya que hay muchas enfermedad y muy crueles todas, pero bajo mi experiencia, esta es la que se lleva a las personas de forma más cruel. Ayer recibimos una mala noticia "No hemos podido hacer nada". El corazón en un puño, el alma en vilo, la desesperación en cada lágrima, cada abrazo y cada rostro. ¿Qué es lo siguiente? TENER FE Y SER FUERTES. Y eso estamos haciendo, todos juntos, en piña, como siempre ha sido en esta familia maravillosa que me ha tocado.
Gracias a la vida por ponerme en situaciones que me han llevado a ser fuerte ahora, cuando más lo necesito. A aprender a sacar fuerzas de donde parecía que no había. A afrontar esto con otra cara, siempre dura e insoportable, pero diferente a la que hubiera sido con anterioridad. Gracias a mis amigos, los de toda la vida, los más nuevos y los que no son tan amigos pero están ahí también, por preocuparos y apoyarnos. Gracias a mi familia, por estar ahí siempre, por ayudarme en cada caída y por estar unidos SIEMPRE ante todo tipo de adversidades. Y gracias, en especial, a mi gaditano Jonathan Segovia Calvo, porque sin él, este cambio, esta fe y esta forma de vivir, no habría sido posible. TE QUIERO CARIÑO.
Y por último, una cosa más. Sé que soy una cría todavía, me queda mucho y muy duro que pasar, pero también puedo decir a día de hoy, que aunque me queden mil caídas, mil lloros y mil bajones, también me quedarán mil levantadas, mil secadas de lágrimas y mil subidas. Y QUE SI CAIGO, ME LEVANTO.
Buenos Días desde Osuna =)