Hace un tiempo dejé este espacio de mi vida vacío. Quizás no
me ha apetecido escribir por razones que no me apetece explicar, quizás
simplemente he estado hasta arriba de trabajo, quizás simplemente no cuento con
tiempo libre como para escribir apenas unas líneas en este espacio al que tanto
adoro. Pero quizás hoy he de dedicar, más que nunca, una entrada para hacer ver
una realidad que nos envuelve día a día.
Cuando somos niñas nos leen esos magníficos cuentos de hadas
en los que una princesa está encerrada en un castillo o acosada por su
madrastra o en casa haciendo de criada hasta que un buen día el hada madrina
llega y consigue que esta pequeña niñita se convierta en princesa. Cuando
crecemos, nos damos cuenta de que la vida no es así. Los cuentos de hadas no
reflejan que el día que esa princesita pierda su muñeca llorará como si del
mejor de los tesoros se tratara. En un cuento de hadas no nos avisan de que no
todo en la vida es buscar el amor: para el día a día necesitamos gente con
nosotros y esos no son sólo los príncipes sino también nuestra familia y
amigos. Los cuentos de hadas no avisan de que al perder a un familiar sentirás
un dolor superprofundo en lo más hondo de tu alma y que habrás de vivir con
ello. Un cuento de hadas no te informa de que un día deberás crecer y te
encontrarás por primera vez en unas navidades en las que ya no escribirás tu
carta a los Reyes Magos, sino que directamente habrás ido con tus padres a una
tienda de juguetes para elegirlo tú. No te cuentan que un día ya no dejarás tu
dientecito bajo la almohada cuando compruebes que se te ha caído. No te cuenta
que en la vida no todo es blanco o negro, sino que siempre existirá un gris. No
te cuentan que deberás crecer, no siempre a base de bien, sino a veces de palos
y que la sabiduría no entraña elegir el mejor vestido para el baile, sino haber
experimentado lo suficiente como para saber que lo importante no es el vestido,
sino cómo lo lleves tú y lo cómoda que te sientas con él.
La vida no siempre te trae felicidad. Alguien a quien adoro
me enseñó una vez que “los momentos felices son muy cortos y hay que
aprovecharlos al máximo, pero por desgracia, las cosas no salen normalmente
como esperamos y la mayoría de los momentos que enfrentamos no son siempre
felices”.
Los cuentos de hadas olvidaron contarme que antes de buscar
el amor de un hombre, del más guapo y elegante, debía mirar a mi alrededor y
amar con todo mi corazón a esas personas que me han acompañado desde el minuto
uno en que vino al mundo, que han dado y darían todo por mí… Esas personas que
cuando me caí en lugar de reírse me tendieron la mano y me dijeron “levántate,
no pasa nada”, aquellas personas que siempre te acompañan cuando sonríes y que
cuando lloras siempre van a estar ahí enseñándote que lo que hoy es un mundo
mañana se convertirá en la tontería más idiota del mundo, que la vida no es
siempre como tú la ves sino que hay que verla del color de los demás y ponerse
en situación de la otra persona a veces…
Los cuentos olvidaron revelarme que no solo el amor es lo que
cuenta en esta vida, que en los mejores momentos, los que más recordarás con melancolía,
estaré acompañada de mis queridas amigas que siempre han estado ahí. Que me han
sacado de fiesta y a la calle cuando solo he querido estar en mi cama y
llorando por culpa de un príncipe que salió rana y que han sabido acompañarme
desde el primer día en que me conocieron.
Los cuentos de hadas olvidaron contarme mucho… pero yo
también decidí olvidarlos a ellos tras ver que la vida no era un camino de
rosas. Decidí olvidar la magia, el amor y toda la felicidad que la magia
conlleva, porque, la magia de cuento de hadas o no, siempre es necesaria para
seguir adelante. Vi que crecer era más duro de lo que ellos contaban y recibí
miles de palos gracias a los que hoy soy la persona que soy, mejor o peor, pero
siempre YO MISMA.
Y al olvidar los cuentos de hadas… la vida se olvidó de
enseñarme algo. La vida se olvidó de enseñarme que lo real es lo que vemos y
sentimos, pero también si esa magia de los cuentos, de lo irreal, no nos
acompaña, LA VIDA SERÍA MUY ABURRIDA Y TRISTE. Olvidé todo y decidí seguir
adelante, pero un día apareció ÉL… Cada palabra me cautivaba como librándome de
dragones, acercándose cada vez más a mi torre… cada gesto me hacía sentirme
menos sirvienta y menos vigilada por mi madastra… como princesa de cuento… Al
verle algo se movió dentro de mí y pasé el mejor día de mi vida paseando por
Sevilla de la mano de un gaditano que solo necesitó un par de segundos para
robarme el corazón. Olvidé que los cuentos de hadas a veces existen, que no son
tan perfectos como se cuentan en esas páginas largas que tanto adoramos leer
pero igual son el mejor ingrediente para la vida.
Los cuentos de hadas olvidaron contarme muchas cosas… pero
yo olvidé apreciar en ellos otras muchas… Olvidé apreciar que el cuento no
termina en un “y vivieron felices y comieron perdices”… Olvidé que ese
príncipe, azul o no, habría luchado contra todo mi pasado, haciéndome cerrar heridas
que yo creía siempre sangrantes, vendando paso a paso cada una de ellas, con su
sonrisa, con cada abrazo, con esos largos paseos por la capital, con esos
vídeos de cada canción que le hace recordar nuestra historia, dándome un beso
que entona un “te quiero” cada vez que me ve, acompañándome cada vez que la
vida me hace caer y diciéndome “levántate, eres fuerte para esto y para mucho
más”… Quizás los cuentos de hadas
olvidaron contarme cosas… Quizás la vida olvidó revelarme otras… Quizás quise
olvidarme de todo por experiencias pasadas, pero ¿perder esa magia? Esa magia
que sientes cada vez que escuchas su voz, cada vez que te escribe una carta o
mensaje, cada vez que sonríe y tú sonríes y el resto del mundo no importa, cada
vez que le miras y piensas “ES ÉL”, lo daría todo…
No sé cuándo comenzó, ni cuándo terminará… Solo sé que
aunque los cuentos de hadas se han dejado atrás muchos detalles, no podemos
vivir sin esa magia irreal que tan vivos nos mantiene… Esa magia la traíste tú
a mi vida, aquel 21 de Abril o incluso antes… ahora no lo sé… No sé si viniste
en un bonito corcel o elegiste llegar a mis sueños cual hada madrina… Solo sé
que contigo, aunque la vida nos depara cosas que ellos nos cuentan, me siento
en un cuento de hadas infinito porque sé que puedo contar contigo para todo,
porque eres lo mejor que me ha pasado y eres lo que siempre he esperado: cariño,
elegancia, caballerismo, belleza, simpatía, confianza… ERES TODO LO QUE HE
ESPERADO SIEMPRE. Sin duda… No pienses en qué me vas a regalar estas NAVIDADES
pues el mejor regalo ya lo tengo TÚ.
Tienes mi corazón y ERES MI HISTORIA… Gracias por devolverme
la ilusión y hacerme creer en la magia :D